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¿Y DE QUÉ SIRVEN TANTAS LEYES Y REFORMAS A LOS CÓDIGOS PENALES?

Por: Marielena Hoyo Bastien

53 largos y tediosos años de su vida hubo de pasar la orca TOKITAE, conocida también como LOLITA, en un reducido estanque del Miami Seaquarium, lugar a donde llegó desde que a los 3 añitos de edad y formando parte segura y activa de una fa-mi-lia bien conformada, le fue abruptamente arrebatada al océano y como así a su madre; todo, para purgar condena eterna, incluso en solitario desde 1980 y padeciendo achaques, pero aún así dando ¿espectáculo? a quienes pagaban y siguen patrocinando sin consciencia estos lugares igualmente denominados “delfinarios”, sitios a donde se explota a los animales hasta reproductivamente. La orca vivió dos generaciones humanas gritando silenciosamente por su libertad, misma que pelearon junto a ella ciudadanos que por años nunca bajaron la guardia hasta este pasado 18 de agosto en que la criatura murió, a corto tiempo comenzar su rehabilitación rumbo a una posible libertad y tras dos días de mostrar serios signos de malestar pese a que se aseguró que se encontraba en buen estado de salud. Le restaban potenciales 20 años más de vida, pero los humanitos no terminamos por entender la vileza del cautiverio…

Animalidades

Ya que ando sobre tema de abuso y maltrato, darán cuenta los amables lectores-lectoras, por el título de la presente colaboración, lo desilusionada que estoy contra todas esas medidas y reformas que el aparato legislativo fabrica y nos vende engañosamente como la panacea para castigar la crueldad y el asesinato de los animales no humanos, ya que tales actos sólo serán justos hasta que se consideren DELITO GRAVE. De otra forma, inclusive perseguirlos de oficio tampoco servirá de gran cosa, partiendo de lo poco que se logra y se seguirá logrando mientras sigan siendo mínimas las penas carcelarias que permiten al delincuente salirse con la suya, si acaso, pagando una multita y con leves medidas cautelares que les favorecen los mismos códigos penales para seguir su proceso en la libertad que nunca por tales motivos perderán, permitiendo y hasta fomentándose de esa manera que sigan los abusos y matanzas cada vez más descaradas y/o sofisticadas, particularmente contra los perros, como han venido siendo los tantos casos que he citado semana a semana los últimos dos/tres meses y que permanecen sin condena.

Ahí sigue pendiente de conocer la resolución contra el tipejo que a vista de todos, gracias a las benditas redes sociales, fue plenamente identificado como el brutal y despiadado asesino del perrito SCOOBY, a quien mató por impulso iracundo aventándolo a un perol con aceite hirviendo o el caso del médico pediatra y alcalde de Tangancícuaro, Michoacán, que aunque a viles balazos terminó con la vida de las alegres cachorritas BUBA y CANELA, logró un cómodo acuerdo con sus tutores que… habiendo ya dinero de por medio (y dizque otras medidas que de seguro no prosperaran) prontito se consolaron, aún cuando ellos también tuvieron responsabilidad al haber descuidado a las perritas que, según se comentó, de continuo andaban por la calle. Está también irresuelto de justicia el asesinato a mansalva del perrito KUKO, y ya no se diga el más reciente acto, documentado para variar en Puebla, concretamente en Huejotzingo, donde se captó a un infeliz golpeando despiadadamente a una cachorrita, para tan pronto terminar de agredirla lanzarla al vacío desde un tercer piso, tras lo cual la criaturita se ha debatido entre la vida y la muerte, si no es que al tiempo de salir el presente texto ya se encuentre marchando hacia “El Camino del Arcoíris.

Para colmo, resulta que tras publicarse como “precedente histórico en México” (justito así lo expuso en su Fb la abogada que llevó el caso) la sentencia de 10 años de prisión y multa por más de 2 millones de pesos a quien envenenó con premeditación, alevosía y ventaja a los perros rescatistas queretanos ATHOS y TANGO, fue corroborado que lo expuesto hace semanas aquí es ciertísimo, ya que en efecto, y aún con el gran enojo, inentendible por cierto, de la letrada, el tipo ha permanecido en libertad a un año de iniciarse el proceso. De ahí que me permita desde este humilde espacio conminar a doña Mónica Huerta Muñoz a que le baje dos rayitas a su enojo y a que acepte que en tanto no se tenga en firme una sentencia no debe celebrarse. Y, para mal cerrar el texto, de último momento me entero por un TT de @Soytuvoz0 sobre el ahorcamiento de la perrita GÜERA en Monterrey, NL, donde alguien dio cuenta a tiempo del asesinato por el rojo a reventar en los ojos de la criatura, pero por el miedo, sin poder impedir su muerte. Estoy rota, y ya casi sin remedio.

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