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LA SEXUALIDAD DEL MUNDO NÁHUATL…

Fuente: María Guadalupe Lugo García | Gaceta UNAM

Para los nahuas la sexualidad y sus placeres eran dones divinos, al tiempo que eran necesarios para el equilibrio del cuerpo y del cosmos. “Estar siempre tristes o afligidos violaba el ideal de equilibrio, se puede decir que la energía no liberada y excesiva conducía también al desequilibrio orgánico, lo mismo que su exceso ocasionaba debilidad y falta de fuerzas”, señaló Montserrat Mancisidor Ortega, estudiante de la maestría en Historia de la UNAM.

Agregó que, así como la eyaculación podía llevar a alguna situación peligrosa, era dañina la falta de cópula cuando el cuerpo requería de ella; entonces, el sexo era tomado como algo agradable. Negar este placer hubiera sido una contradicción a la forma en que se creía que operaba el cosmos.

Asimismo, continuó, “evidentemente las relaciones sexuales podían centrarse en la generación de vida. En una sociedad como la tenochca, que requería de un gran número de guerreros y campesinos. No es de sorprender que hubiera una cierta propaganda sobre las relaciones sexuales, y las ahuianime –mujeres alegradoras para el placer de los destinados al sacrificio– eran expresión de todos estos sentidos”.

Todo lo dicho apunta a que poco se parece a la idea europea de prostituta que tenían los frailes. “Hay cosas que podemos relacionar con el hecho de que estas mujeres acompañaban a los destinados al sacrificio, y a cambio recibían las prendas de éstos; aunque en realidad, si lo pensamos bien, esto era en contextos rituales específicos y con una carga sagrada fundamental”.

Tarea de la evangelización

Al participar en el ciclo de conferencias Mujeres en los márgenes, organizado por el Centro de Estudios para Extranjeros, Montserrat Mancisidor señaló que asociar a las ahuianime con la prostitución fue una tarea de la evangelización. “Era el personaje que los frailes encontraron más cercano a cuestiones primordiales para la instauración del catolicismo como el pecado, la lujuria o la vanidad”.

Lo anterior causó que la información relacionada con estas mujeres se interpretara bajo una lente que la revistió de características que podrían relacionarse con la tradición europea y, por tanto, “complica separar la información que podemos considerar plenamente indígena”.

Durante el encuentro virtual, la universitaria indicó que estas mujeres formaron parte de un sistema socioeconómico que las colocó en un sitio específico de la jerarquía social y, a la llegada de los españoles a los pueblos mesoamericanos, su situación no cambió en absoluto.

En su charla Sexualidad y placer: las mujeres alegres del mundo náhuatl, mencionó que la información que se conoce del sector femenino de las élites se debe a los testimonios que han quedado de quienes lograron sobresalir del resto y que, al estudiarlas, “nos encontramos ante casos extraordinarios”. Las mujeres del común quedaron invisibilizadas, sobre todo las más marginales, es decir, las más pobres, las huérfanas, las víctimas de guerra y aquellas que para subsistir debían intercambiar su cuerpo.