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LA IBERO, A FAVOR DEL RESPETO HACIA TODA FORMA DE VIDA

Por: Marielena Hoyo Bastien

Desde Argentina recibí hace muchos años una rotunda y práctica enseñanza a favor de los animales no humanos. Se me dijo simple y contundentemente: ¡sácalos del closet, del baño y de la cocina! De Argentina son mis queridísimos amigos Ali, Eduardo y Daniel Lamazón, seres respetuosos y amantes de los animales como los hay contados. De Argentina surge en mi vida Ana María Aboglio, dura abogada antiespecista que con su
Otra Mirada nos sacude los sesos una y mil veces a los dizque racionales. De Argentina provino la sentencia de la admirada jueza Elena Liberatori, por la que la orangutana SANDRA obtuvo derechos jurídicos al haber sido reconocida como “persona no humana”, cambiándole con ello la mala vida de sobrevivencia que
llevaba desde hacía tiempo. De Argentina surge ahora Javier Milei, descrito como “personaje excéntrico poco convencional y rudo de ultraderecha”, pero… ¿saben?… los perros forman parte integral de su vida, lo que me hace presuponer que la política pública hacia
tan adorables y maltratadas criaturas habrá de dar un giro ejemplar en ese país a partir de su presidencia. ¡Que así sea!, y…

Exposición cancelada por la Ibero

Tal parece que contrario a muuuuchas semanas anteriores, para este jueves las noticias a comentar resultan alentadoras. Y es que les paso a costo que la Universidad iberoamericana, plantel CDMX, tomó la decisión de suspender una exposición titulada “Una vida en imágenes, toros y toreros”, porque precisamente, por su temática, hacía apología de la violencia al tratarse de un compendio gráfico de animales atormentados y de sus torturadores, dado lo cual no creyeron pertinente recibirla en sus aulas al definirse como Universidad respetuosa “hacia todas las formas de vida”, como así mismito apareció la razón de la cancelación en la red X de la querida ibero el pasado 16 de noviembre, fecha en que estaba prevista la inauguración del evento. Lo anterior, obvio, encendió los ánimos y la agresión que caracteriza a los taurómacos (ni se molesten en enviarme mentadas porque ya estoy curtida), especialmente por parte de un homo toreoisticus típico que lamentó amargamente la medida, acusando a su propia alma mater de “haber cometido un atropello vergonzoso, un ejercicio de intolerancia por (parte de, supongo) grupos prohibicionistas que desconocen (¡hágaseme el canijo favor!) los valores fundamentales de una cultura con casi cinco siglos de arraigo en México como es la tauromaquia”. O sea que para ese ex alumno, que publica periódicamente en El Financiero, podría tener la misma validez el que retomáramos los sacrificios humanos como tradición, cultura o lo que se entienda, olvidando que sobre todo las generaciones más jóvenes ya no se inhiben al mostrar su desaprobación y desagrado hacia una barbarie diseñada para la diversión y ganancia económica de cada vez menos personas. De hecho, creo que tras el Amparo que le impide celebrar “espectáculos taurinos”, la Plaza México está resultando más rentable promoviendo programas deportivos y conciertos. Será cuestión de que le metan duro a esos distracciones y de hacer cuentas, pero…

Eso de que “el toreo es cultura” está a leguas de serlo, ya que esa salvajada no es actividad que pueda o deba aceptarse como “resultado o efecto de cultivar intelectualmente los conocimientos humanos” y, por lo tanto, poco o nada tendrá qué ver con el “arte” eso de torturar y matar a un bovino en nombre de una costumbre, insisto, en plena decadencia y que además no es razón ni mínimamente suficiente para violentar a seres que demostrado está, sufren dolor y angustia al no poder huir, mecanismo automático de supervivencia que prepara a todo organismos para librar el peligro. Reciba entonces un gran reconocimiento la Ibero tras la congruencia de su decisión que, le conllevará algunos gritos y sombrerazos, sí, pero no más, y sí en cambio obtendrá para la eternidad el valioso reconocimiento de una enorme comunidad humana comprometida, al igual, con el respeto hacia toda forma de vida, y en este particular caso, además, porque “el embrutecimiento que provoca en el espectador de las corridas el hecho de torturar hasta la muerte a un animal no termina en la plaza, sino que tiene como resultado la minusvaloración de la vida como valor”:

Viste tu luto negro, toro de España,/ que ya tus verdugos vistieron el oro-grana./Olvida tu serranía y caricias de luna plata,/que tienen armadas sus manos de espada./ Finge furor en la mirada, toro de España,/que necesitan justificar tu matanza./ No pienses en capataces que amas,/ cambiaron por dinero el pasto que te daban./Grítales con tu terrible agonía, toro de España/ que con tal muerte se encanallan./ Que no hay gloria, honor ni hombría/ cuando en cuadrilla torturan y asesinan. (Extracto de un poema del español Enrique Núñez)

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