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EXPLOTACIÓN SEXUAL Y TRATA DE PERSONAS

Fuente: Revista Personae | Zuleyka Franco

La trata de personas es un delito y violación a los derechos humanos con presencia en todo el mundo que afecta a miles de personas cada día, siendo México un país de origen, tránsito y destino de víctimas de seres humanos con fines de explotación.

Existen factores de riesgo que son aprovechados por las redes de trata, como la condición migratoria irregular, los conflictos familiares en casos de niños, niñas y adolescentes, el uso no monitoreado de internet, con el cual muchas veces se captan a las víctimas, la marginación y la necesidad económica que es sin duda, una vulnerabilidad sobre todo para aquellas personas que con la falta de acceso a la educación, la falta de información y la falta de comunicación con su núcleo familiar, entre otras, se vuelven presa fácil para estos depredadores hoy en día.

A nivel mundial la trata de personas sigue afectando destacadamente a mujeres y niñas con el 65%, las cuales son víctimas identificadas y un aumento del 35% en hombres y niños del total de las mismas. El 50% de las víctimas sufre explotación sexual y el 38% es sometida a trabajos forzados, siendo también la participación obligada en actividades criminales, la mendicidad, matrimonios forzados, venta de bebés y extracción de órganos, otras formas de explotación. México ocupa el quinto lugar en América Latina en este delito, superado sólo por República Dominicana, Haití, Brasil y Argentina.

Los sectores en donde mayor ocurrencia de casos de trabajo forzado se presentan, son el trabajo doméstico, el sector de la construcción, los sectores de economías rurales como la agricultura, economías extractivas como la minería, el sector textil y los trabajos informales. El incremento de población con necesidades económicas derivadas del desempleo causada por la pandemia en estos últimos años impacta directamente en el aumento del delito de trata de personas, siendo el uso del internet un mecanismo de los más importantes utilizados para la delincuencia organizada en el tema de la trata.

Es importante destacar, que los factores que inciden en el asentamiento y consolidación de los corredores de trata de personas son la densidad poblacional, la demanda de servicios (modalidades de trata) y aspectos culturales (oferta). Los asentamientos nos hablan de la colonia, la zona, municipio o estado en donde se práctica o ejecutan acciones de explotación que tipifican alguna modalidad de la trata de personas. El término de corredor se aplica cuando el asentamiento, cadena de sedes o lugares en donde se puede identificar este tipo de delito, se identifiquen como “focos rojos” de alguna modalidad de “esclavitud” y para efectos de este trabajo, sólo se refiera al ámbito nacional, sin dejar de mencionar que dichas cadenas tienen relación en su mayoría, con otros países continentes. La combinación de todos estos factores potencializa sin duda esta práctica.

En México, a la trata de personas se le visualiza desde la perspectiva criminal como un delito, que en la mayoría de las veces pudiera parecer aislado. Sin embargo, se encuentra asentada en profundas raíces sociales, económicas, culturales, que requieren ser visibilizadas para comprenderlas, y en consecuencia, formular estrategias no reactivas, sino planificadas para su atención.

Contar con cifras exactas sobre las víctimas de los delitos en materia de trata de personas es un RETO para el estado mexicano, debido a que las autoridades no identifican cada uno de los delitos contenidos en la Ley General y por ende, a sus víctimas, existiendo una falta de registros administrativos y de sistematización. La Ciudad de México fue la entidad con la mayor incidencia de este delito –de 2015 a 2021–, le siguen el Estado de México y Chiapas, con más casos oficialmente registrados; las entidades federativas que registraron el menor número de indagatorias fueron Colima, Sonora, y Durango. Cada año, cuatro millones de personas son víctimas de la trata, la mayor parte de ellas son niñas, niños y mujeres.

Hay una diferencia importante respecto al número de víctimas que cuentan con una investigación ministerial en relación con aquellas que terminaron una sentencia firme, o de las que han sido atendidas por las comisiones de atención a víctimas. Las cifras oficiales distan mucho de las que ofrecen los documentos emitidos por las organizaciones nacionales e internacionales, asociaciones civiles, empresas consultoras y medios de comunicación.

La trata de personas es un delito polifacético que exige una respuesta multisectorial; para ellos es importante unir organismos nacionales especialidades en la lucha contra la trata de personas con conocimientos multidisciplinarios. La creación de organismos especializados y dedicados a la prevención y lucha contra la trata de personas, así como la asistencia a las víctimas, puede facilitar el diálogo entre estos diferentes ámbitos de experiencia y promover respuestas coordinadas, así como las acciones de investigación dirigidas a las diferentes formas de este delito, con un enfoque centrado en las víctimas, sensible a niñas y niños y a las cuestiones de género y basado en los derechos humanos.

Las autoridades nacionales deben incentivar a las empresas para que colaboren en la prevención de la trata de personas en sus cadenas de suministro y las incluyan en sus esfuerzos integrados, como la elaboración de planes de acción nacionales, junto con el desarrollo de la legislación y participación de la sociedad civil. 

El uso de internet se ha integrado en el modelo de negocio de los traficantes y sin duda facilita la captación de víctimas. Se requiere que los gobiernos estén a la altura de los avances tecnológicos de los delincuentes a los que pretenden llevar ante la justicia de manera proporcional, legal, responsable y necesaria.

Es muy importante saber que las víctimas de trata sufren de niebla emocional, debido a la confusión vincular, falta de perspectiva espacio-temporal, maltrato continuado, chantaje emocional, violaciones permanentes y demás situaciones que generan una importante indefensión aprendida. A pesar de las secuelas sufridas, es elemental saber que con el correcto acompañamiento psicológico y emocional, estos niños, niñas, mujeres y hombres, pueden desarrollar sus capacidades más resilientes, que les ayuden a superar los traumas sufridos y retomar las riendas de su vida.

Las campañas de sensibilización y educación destinadas a desalentar las culturas “sexistas” y a garantizar el acceso a los derechos son muy importantes, ya que podrían promover sociedades más seguras e igualitarias.  Los esfuerzos tendrían que ir acompañados de la elaboración y amplia difusión de material educativo para reducir la vulnerabilidad de las personas que utilizan las plataformas en línea. Aunque lo más importante creo yo, es que nuestras “redes de apoyo” estén bien consolidadas, refiriendo a la comunicación familiar, la confianza entre padres e hijos, la correcta selección de amigos y contar con las herramientas adecuadas en cuestión de información.

No permitamos que la búsqueda de conflictos emocionales no resueltos lleve a nuestra niñez y juventud a ser víctimas de actos y prácticas que pueden romper sus emociones, sentimientos y sueños. Informemos con amor y respeto.