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EL POPOCATÉPETL Y LOS NOMBRES EN NÁHUATL

Fuente: Ing. Carlos Miguel Valdes Gonzalez | Revista Personae

Seguro que habrán visto y escuchado una nota internacional que editaba la manera en cómo se pronunciaba “Popocatépetl”. A nosotros nos llamó más la atención, la dificultad de pronunciar Po-po-ca-tépetl, que la misma información sobre el estado que guardaba nuestro querido y temido volcán. Popoca en Náhuatl significa “que hace o echa humo” y Tépetl “montaña alta”, por lo que el nombre de nuestro volcán cercano significa “montaña que humea”, que seguramente fue la razón que inspiró a nuestros antepasados a ponerle ese nombre.

Sin saberlo, manejamos un vocabulario en Náhuatl, de manera cotidiana y generalmente no nos damos cuenta. Cuando decimos que vamos a la alcaldía de Coyoacán, estamos usando una palabra Náhuatl y si le ponemos atención a su significado “lugar de los coyotes”, igual y mejor no vamos, ¿pues quién en su sano juicio va a donde hay coyotes? Que tal Azcapotzalco, “el lugar de las hormigas”, le queda bien a una zona industrial de la Ciudad de México.

La alcaldía en que vivo, Tlalpan, quiere decir “lugar de tierra firme”, lo que lo hace un terreno resistente ante los grandes sismos, y que indica que es un terreno duro debido a las rocas de origen volcánico, que conforman la mayoría de esta unidad territorial. Así que, si nos fijamos el significado de estos vocablos en la Lengua Indígena Nacional Náhuatl, nos pueden ayudar a tomar decisiones importantes, como en qué lugar vivir.

Es curioso, pero los españoles que llegaron en la conquista no tenían mucho interés en aprender Náhuatl, pero tampoco podían imponer el castellano. Esto lo podemos observar en el nombre de poblaciones como Santiago Xalitzintla, que se encuentra pegada a las faldas del Popocatépetl, en el límite de los 12 kilómetros del radio de exclusión. Los españoles rebautizaron el nombre Xalitzintla, agregándole Santiago. Xalitzintla, significa “lugar de arenilla”. Esto podría no significar mucho, pero para los que estudiamos a ese impresionante volcán, nos indica que esta arenilla fina, representa el depósito de un flujo de lodo o lahar (del Tagalo que quiere decir lodo), por lo que identificamos que es una zona de alto riesgo, en donde en el pasado un evento importante del volcán, cubrió con lodo esta zona. ¿Por qué entonces viven en ese lugar los habitantes? Pues porque ese mismo material se ha convertido en tierra muy fértil, y la cañada que lo guío ahí, también es fuente de agua, por lo que se tienen los dos elementos para tener una rica zona de cultivo.

¿Qué habrán pensado hace unos 1,600 años, los Cuicuilcas, establecidos en la zona donde ahora confluyen Insurgentes Sur y el Anillo Periférico? Una civilización avanzada con pirámides circulares en una región que era muy fértil muy parecida a Xochimilco, cuando surgió el volcán Xitle (“ombligo”, en Náhuatl, en efecto tiene esa forma), localizado a 7 Km al suroeste y a unos 750 metros más de elevación que Cuicuilco. Los Cuicuilcas, al ver que salía lava (tleatoyatl “río de fuego”), y que avanzaba lentamente hacia abajo, hacia Cuicuilco, destruyendo todo a su paso, se pusieron a construir una gran barda con la idea de detener o desviar el flujo. Cosa que eventualmente no resultó y la lava no solo pasó por Cuicuilco, dejando intacta solo la parte alta de la pirámide -curiosamente como el Paricutín que dejó intacta la parte alta de la iglesia de San Juan Parangaricutiro (”mesa o pequeño” en Tarasco)- y llegando la lava, finalmente hasta donde corre la avenida Miguel Ángel de Quevedo, a unos 12 kilómetros del volcán. Los Cuicuilcas debieron ser de los primeros pobladores, que se auto-reubicaron por el impacto de un fenómeno geológico, la erupción de un volcán. Seguro que no hubo muertes, pues el avance lento de la lava, y la incapacidad de hacerle frente, los obligó a migrar hacia el Norte de la Cuenca, hacia Teotihuacan (Ciudad de los Dioses), seguro que se protegieron de respirar la ceniza, no con paliacates, ya que aún no los había pues llegaron con los españoles, pero con alguna otra prenda.

Circuló recientemente una Nota (14 de junio 2023) sobre la posibilidad del nacimiento de un volcán al Sur de la CdMX.  Es importante saber que en la zona de las Alcaldías de Tlalpan y Milpa Alta, hay alrededor de 140 volcanes pequeños, conocidos como volcanes monogenéticos (de un solo nacimiento o erupción) de la Serie Chichinautzin, que quiere decir “Señor que quema”, por lo que ahí hay una advertencia, vivir en un lugar en donde hay un señor que quema, no sería lo más recomendable. He de admitir, que mi Universidad y el lugar en donde vivimos, están sobre el Pedregal, dominios de ese señor que quema.

El volcán Paricutín, que nació el 20 de febrero de 1943, hace 80 años, en Michoacán, creció en una semana casi 300 metros de altura. Su surgimiento fue precedido por miles de microsismos, que se habían sentido por unas cuantas semanas, incrementando su intensidad, incluso dañaron la iglesia. Para la población, otros dos precursores fueron importantes, uno la destrucción de una cruz en el volcán Tancítaro en 1940 y el arribo de una plaga de langostas voladoras (Chapulines), que afectó la región en febrero de 1942. La actividad del volcán Paricutín duró 9 años y 4 días. Es considerado ya un volcán extinto, aunque en época de lluvias, al penetrar el agua, salen aún fumarolas de vapor de agua.

¿Qué características tendrían un nuevo volcán en el Sur de la CdMX?

Sería un volcán monogenético, no muy alto, generaría una emisión importante de ceniza, y probablemente emitiría un kilómetro cúbico de lava, que se movería siguiendo los bajos topográficos. La ceniza sería un gran problema, en una Ciudad en donde padecemos contingencias atmosféricas importantes, y la lava, lo que alcance, lo destruiría y sería inhabitable por años. El pero es importante, tendría precursores claros y detectables. ¿Podríamos detener la actividad eruptiva? No, casi imposible, sólo lo han hecho en Islandia (en donde tienen nombres de volcanes, para nosotros impronunciables como Eyjafjallajökull) y más bien le dieron dirección al flujo para que no cerrara un puerto importante, y esto lo hicieron usando agua del mar, para enfriar la lava y guiarla. Aquí no tenemos suficiente agua, por lo que no podríamos canalizarla por lugares en donde afecte menos. Por lo pronto no hay precursores, ni indicios de que un volcán surja en el Sur de la CdMX. No nos preocupemos innecesariamente. Lo que sí, es que el Popocatépetl, a 65 kilómetros al Sureste de la CdMX, sigue activo y su característica es emitir ceniza. Los vientos prevalentes de estos tiempos llevan ya las emisiones del volcán rumbo al poniente, que es en donde se encuentra el Edo. De México y la CdMX. Así en caso de caída de ceniza habrá que usar de nuevo el cubrebocas, el quirúrgico (azul) o el KN95, pues detendrán partículas muy pequeñas que se podrían ir a nuestros pulmones si no usamos estas mascarillas. No hay que frotarnos los ojos si nos cae ceniza, hay que usar agua para limpiarlos, esto, debido a que las minúsculas partículas de roca pulverizada son angulosas y si nos frotamos, rayaremos la córnea de nuestros ojos. Si cae en la azotea, patio o banqueta, usar escoba y recogedor, no agua, ya que se lo lleva al drenaje y la mezcla agua-ceniza, forma una pasta que lo puede tapar. Si hay mucha ceniza en la calle, no usar el vehículo, no podremos ver y si ponemos el limpiaparabrisas, embarraremos la ceniza y veremos menos, además se puede meter en los filtros y en las partes móviles, dañándolos. También podríamos tener afectación en la transmisión de ondas, ya que son partículas sólidas la cenizas, por lo que la señal de los celulares no funcionaría correctamente y no podríamos comunicarnos. De modo que lo ideal es tener un plan con la familia, establecer un punto de reunión, llevar agua y cubrebocas con nosotros.

Sólo para cerrar, una palabra más, Ahuehuete en Náhuatl significa “un árbol viejo de agua”, pues crece en lugares de mucha agua y su follaje evoca una cabellera con canas. Hay que aprender Náhuatl, ya que nos ayudaría a la prevención.

Carlos Miguel Valdés González