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AVANCES DE LA CIENCIAS Y LOS DESASTRES

Por: Ing. Carlos Miguel Valdes Gonzalez | Revista Personae

China es un país que ha sido asediado por los sismos desde hace milenios. Son ellos. los chinos, quienes inventaron una especie de sismómetro diseñado por Zhang Heng, en el año 132 D.C., que podía identificar de dónde había venido un sismo importante, y entonces enviaba a un grupo de investigadores en esa dirección a buscar la zona afectada y documentar el suceso y los daños.

En este país han ocurrido sismos como el de Tangshan de 1976, que provocó la muerte de 240 mil personas. El pasado 5 de septiembre ocurrió un sismo de M6.7 en la Provincia de Sichuan, en el cual fallecieron 40 personas. Es lamentable lo ocurrido y se deben buscar las medidas necesarias para mitigar los efectos de los sismos, no solo en China, sino también en todo el mundo. Lo que me pareció sorprendente fue que el sismo de China ocurrió a las 04:52 y en menos de una hora, a las 05:46, ya se había emitido un informe, no sólo de la ubicación y magnitud del sismo, lo cual fue mucho más rápido, sino también el proceso del detalle de la ruptura sísmica de unos 35 por 15 Km de longitud con forma de un elipsoide aplanado, además del cálculo del desplazamiento máximo de 1.2 metros de la falla, y más información especializada sobre el sismo. Esto lo lograron usando estaciones no sólo en China sino también en la parte sur de África, Australia, Rusia y algunas de Europa. Lo impactante es la rapidez con que se realizaron estos cálculos sismológicos especiales, y el uso de redes sísmicas regionales. Por lo general este tipo de cálculos pueden tardar días o incluso semanas. El uso de información sísmica de estaciones de otros países, indica un gran avance colaborativo por un bien común, que es la mitigación del riesgo sísmico, ya dejamos atrás la época de la Guerra Fría cuando los sismómetros de las potencias mundiales medían la capacidad de las bombas nucleares de los otros países.

Recientemente, a un año del sismo cerca de Acapulco, del 7 de septiembre de 2017, salió publicado un artículo científico, encabezado por el jefe del Servicio Sismológico Nacional el Dr. Arturo Iglesias Mendoza, en donde encuentran que el sismo del 11 de mayo de 1962 de M7, también muy cerca de Acapulco, fue casi idéntico al del año pasado de septiembre 7, también de M7 y literalmente en el mismo lugar. Podemos estimar muchas cosas de los sismos, una vez que ocurren, la ciencia aún no llega al punto que quisiéramos todos, es decir, predecir los sismos. No es falta de conocimiento, sino que necesitamos muchas más mediciones y principalmente, a profundidades aún inalcanzables, que serían más de 20 km.

Por otro lado, el ser humano ha logrado instalar un sismómetro, junto con muchos otros equipos en Marte. Desde ese planeta los datos son transmitidos a la Tierra, tardando en llegar entre 5 y 20 minutos, dependiendo de la ubicación de ambos planetas. Hay un grupo numeroso de sismólogos que analizan los datos y detectan sismos o martemotos -oriundos de Marte-, inclusive algunos con una magnitud de 5. Pero desafortunadamente, la instrumentación instalada dejará de funcionar en diciembre de este año, porque los paneles solares, que alimentan eléctricamente al equipo, se han cubierto de polvo marciano y los diseñadores no contemplaron algún dispositivo para limpiarlos, seguro trabajan en un laboratorio y no en el campo, ya que nosotros al instalar paneles solares para alimentar nuestros sensores, por ejemplo cerca del Popocatépetl, consideramos que hay que estarlos limpiando regularmente, hasta que llega la época de lluvias. Hubiera bastado un plumero amarrado al brazo de un limpiaparabrisas, para resolver el problema en Marte, pero por lo pronto no llueve, más que polvo en ese planeta. También sabemos que tenemos expertos limpiadores de cristales en cruces de las calles, pero preferiría que ellos fueran a Marte, en calidad de ingenieros/ingenieras aeroespaciales, y por cierto, es una carrera profesional que ya se ofrece en la Facultad de Ingeniería de la UNAM (mi escuela). Siempre es necesario anticipar los posibles dificultades, para que no se conviertan en problemas.

Ya que estamos hablando del espacio, el 26 de septiembre (posterior al cierre de edición de Personae Octubre No. 275), si todo salió bien, habría una especie de episodio de la Guerra de la Galaxias, ya que la NASA (National Aerospace Agency de los EU), lanzaría un ataque a 11 millones de kilómetros de la Tierra, contra un asteroide llamado Dimorfos (Dos formas), con un tamaño de 160 metros, que no posee un verdadero riesgo para nuestro planeta. ¿Por qué atacar a Dimorfos? El ataque consistiría en lanzar –estilo kamikaze–, un satélite del tamaño de un refrigerador a una velocidad de 6 km por segundo (una bala viaja entre 100 y 1,000 m por segundo), con el propósito de desviar a Dimorfos a una diferente órbita. El éxito de esta misión permitirá desviar asteroides que se encuentren en una trayectoria de colisión con la Tierra. Recordemos que el impacto de un asteroide como Dimorfos, puede provocar un desastre de magnitudes inmensas, dependiendo del lugar de impacto. Hace 66 millones de años, un meteorito de entre 10 y 15 Km de tamaño, cayó en la zona de Chicxulub en Yucatán, aniquilando a los dinosaurios y cambiando la faz de la Tierra y a los seres que vivían en ella. El encuentro con la Tierra de un meteorito con estas dimensiones sería “el padre/madre” de los desastres. Prevenir una colisión de este tipo requiere del desarrollo de ciencia y tecnología, ya que con Dimorfos las y los investigadores estudiaron la composición del asteroide, para comprender el resultado. Toda esta información: tamaño del misil, velocidad de impacto, superficie y composición del objeto, y cambio de trayectoria, tiene muchas aplicaciones de y relacionado con balística, por ejemplo, tipo y velocidades del proyectil, elementos para detener su impacto como chalecos antibalas, blindajes y demás. Estoy seguro que si tuviéramos una amenaza de un asteroide importante, con trayectoria de colisión con la Tierra, volcaríamos el conocimiento para mitigar dicho fenómeno y nos olvidaríamos de las balas y chalecos protectores.

Avances de la Ciencias y los Desastres

Ya para terminar, es importante mencionar que el Reporte Mundial de Riesgo de Desastres (World Risk Report 2022, publicado por Bündnis Entwicklung Hlft), de una lista de 193 países, posiciona en primer lugar a Filipinas, segundo a India, tercero a Indonesia, cuarto a Colombia y a México como el 5º país con más alto riesgo de desastre. Los dos países con menor riesgo de desastre son Andorra y Mónaco. China tiene la mayor exposición, seguido por México y Japón. El continente Americano se ubica como el más alto riesgo de desastre, pero África es el continente más vulnerable. 

Se termina el mes de la Protección Civil, pero no la importancia de la prevención en nuestras vidas.

Avances de la Ciencias y los Desastres

Prevenir para vivir

Carlos Miguel Valdés González