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AUMENTAN CASOS DE CANDIDOSIS POR CANDIDA AURIS EN EE. UU.

Por: Revista Personae | Roberto Gutiérrez Alcalá  

Lo que determina la infección o no es la situación inmunológica del individuo, afirma Laura Castañón, de la FM.

El hongo llega primero a los pulmones y puede diseminarse a otros órganos del cuerpo.

De acuerdo con una investigación realizada por los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos, y publicada recientemente por la revista Annals of Internal Medicine, a partir de la pandemia de Covid-19, los casos de candidosis o candidiasis causada por el hongo Candida auris se incrementaron de manera dramática en ese país, en especial entre la población de adultos mayores.

En 2019 se registraron poco menos de 500 casos; en 2021, 1,474, lo que representó un aumento de 200 %; y en 2022, 2,377, lo que supuso otro aumento de 80.6 %. Esto ha prendido los focos rojos en el sistema de salud estadunidense.

Es una enfermedad causada por especies de hongos unicelulares o levaduras pertenecientes al género Candida, las cuales pueden atacar, en los humanos, piel, uñas y pelo (infección superficial), pero también tejidos y órganos internos (infección sistémica).

Si es tratada oportunamente, una candidosis superficial desaparece casi siempre sin dejar rastro. Sin embargo, si el hongo llega por la respiración a los pulmones o por alguna inyección al torrente sanguíneo y a tejidos y órganos internos, se desata una septicemia. Hay casos de candidosis a nivel pulmonar, cardiaco, renal, gástrico e incluso del sistema nervioso central.

“El problema es que varias especies de Candida, incluyendo cepas de albicans, son resistentes a algunos antifúngicos. En cuanto a C. auris, se ha confirmado que algunas de sus cepas son resistentes a todos los antifúngicos que generalmente se usan para tratar una candidosis o alguna otra micosis. Así pues, las probabilidades de que una candidosis sistémica causada por este hongo sea letal resultan muy altas”, señala Laura Castañón Olivares, investigadora de la Unidad de Micología del Departamento de Microbiología y Parasitología de la Facultad de Medicina de la UNAM.

Sistema inmunológico debilitado

Como cualquier otro hongo del género Candida, C. auris afecta más a las personas con el sistema inmunológico debilitado: bebés prematuros, individuos con el síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA, por sus siglas en inglés), leucemia u otro tipo de cáncer, diabéticos descompensados o adultos mayores.

C. auris puede alojarse en diversos tejidos de la anatomía humana; también ha sido recuperado, aunque con menos frecuencia, de objetos inertes como sábanas, ropa, picaportes, barandales, peines, guantes, superficies no porosas, etcétera.

“El contagio de una candidosis superficial se da por contacto directo con una persona infectada o un objeto contaminado con el hongo; y el de una sistémica, por vía respiratoria al aspirar aerosoles que transportan la levadura o por inoculación con agujas u objetos punzocortantes contaminados con ella. En una adquirida por inhalación, los órganos afectados primeramente son los pulmones, desde donde C. auris puede invadir el torrente sanguíneo y diseminarse a otros órganos del cuerpo; y en una adquirida por inoculación casi siempre aparece una septicemia.”

Cuatro linajes

C. auris fue identificado por primera vez en 2009 en Japón. Estaba en el oído de una mujer (de ahí que se le llamara auris, que significa “oído” en latín).

Se sabe que hay cuatro linajes a partir de los cuales se ha esparcido a todo el mundo: el del sudeste asiático, el de Medio Oriente, el de Europa y el de Sudamérica.

“El primer caso de candidosis sistémica causada por C. auris en México se registró en 2020 en Monterrey, Nuevo León. Por fortuna, los casos reportados en nuestro país no suman, hasta la fecha, más de 40.

De difícil identificación

Un obstáculo que sale al paso en la lucha contra C. auris es que este hongo no puede ser identificado mediante los métodos tradicionales, sino sólo por métodos bioquímicos: asimilación de carbohidratos y agar cromogénico, y moleculares: secuenciación de proteínas (por espectrometría de masas) y de ácidos nucleicos (por genómica).

“En México, estos métodos, en particular los moleculares, no están al alcance de muchas instituciones, ni siquiera de las de tercer nivel, como los centros médicos nacionales. No obstante, es fundamental no sólo diagnosticar la enfermedad, sino también identificar al agente etiológico, ya que no es lo mismo una candidosis por C. albicansC. kefir o C. parapsilosis que por C. auris”, precisó.

“Tendríamos que implementar en los hospitales métodos que permitan identificar este hongo en los pacientes y pedirle a la industria farmacéutica que se ponga las pilas y llevé a cabo investigaciones que conduzcan al desarrollo de antifúngicos que lo combatan con efectividad. Y así como contamos con un sistema de vigilancia epidemiológica para los virus H1N1, SARS-CoV-2 y Zika, es indispensable diseñar uno, al menos, para las infecciones por C. auris y otros hongos”, finaliza.