ASEGURAMIENTO JURÍDICO DEL CADÁVER DEL ORANGUTÁN TOTO | MARIELENA HOYO
Por Marielena Hoyo Bastien
Mientras España -quizás el lugar del Planeta con más abandono de perros y en general con un negrísimo historial de crueldad sobre esas criaturas- abre año considerando jurídicamente a los animales de compañía como parte de la familia, con todos los derechos que ello implica e interviniendo de inmediato su Código Civil, su Ley Hipotecaria y la de Enjuiciamiento Civil para lograrlo, al mismo tiempo quien precisamente ostenta el nombre papal del Patrono de los animales y de los ecologistas, o séase Francisco, mete jiribilla dentro de un mundo de por sí violento con toda la creación, reclamando como “egoísmo” el que en lugar de hijos las nuevas familias estén optando por tener perros y gatos. La cabeza de la Iglesia Católica, Apostólica y Romana, supuestamente infalible, se equivoca y mucho porque no va por ahí el asunto, pero, tras esta declaración y sus omisiones en la materia resultaría mejor que diera un golpe de timón inesperado y se cambiara el sobrenombre, al que con esto último poco honor le hace.
Donde tampoco abrieron bien el año con la muerte de INÉS -matriarca hipopótamo de Aragón- tras arrastrar desde diciembre la sos-pe-cho-sa muerte del orangután TOTO en Chapultepec (y váyase a saber cuántas más pérdidas de las que no somos enterados pese a tratarse de entes públicos), fue en la Dirección General de Zoológicos y CONSERVACIÓN de la Vida Silvestre en CDMX, donde por lo acontecido deduzco que algo gordo habrá pasado, puesto que aunque el aseguramiento de animales vivos es común y generalmente procede por faltas administrativas, rarísima vez se ha sabido que aplique a un cadáver que, además, corresponde a ejemplar con legítima procedencia e historial documentado como para que la ProFePA -especialmente hoy tan omisa y carente de recursos- se haya decantado por imponer “medidas de seguridad” a los restos del orangután; sí, basada en que su particular legislación se lo permite, pero, ante un posible riesgo, daño y/o responsabilidad ambiental, lo que en el particular caso no se entiende ni procedería, a menos, claro, que haya sospecha de que esa muerte no haya sido a consecuencia directa del problema gástrico que informaron como causa del fallecimiento o que la misma hubiera implicado negligencia (lo que primero muertos que admitir y menos auto denunciar). Siendo así, el asunto levanta recelo, porque si no fueron capaces de intervenirlo cuando se demostró que TOTO llevaba una vida miserable, sucia y de completo abandono, cómo es que ya muerto les interesa a grado de mantenerlo congelado. ¿Dónde, a qué costo y bajo qué argumento o finalidad?
¿Será acaso porque sus restos fueron destazados a modo BANTÚ y quisieron evitar que tan cruentas imágenes se filtraran? ¿Será porque la Procuraduría se prestó al jueguecito de “asegurar” el cadáver, porque además de un Amparo interpuesto para juntar esos restos a los de su hermano JAMBI, existe petición expresa para lo mismo por parte de la AC Va por sus derechos y misma a la que se sumaron otras 24 organizaciones? ¿Será porque pensaron que alguien intentaría robar el cuerpo? Todo…
Menos especular que haya sido a modo para encubrir algo turbio y apuntalarse con quien será la próxima presidente de la República y que hoy gestiona como Jefa de Gobierno… ¿no verdad?… pero entonces, la ProFePA debe una explicación clara, puntual, precisa e inmediata, así como la Secretaría de Medio Ambiente capitalina que comanda Marina Robles, acreditar públicamente los antecedentes de salud y los pormenores sobre la muerte de TOTO, sin omitir detallar los puntos que la Procuraduría impuso como condiciones y la fecha para levantar ¿su? aseguramiento. ¡Ah!, y manifestar también por qué entonces no se procedió igual con la “querida” INÉS, partiendo de que calificaría con manejo negligente puesto que pese a su condición artrítica y avanzada edad no les mereció tenerla, por lo menos, sobre un sustrato favorable…
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