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AÑO DE DESASTRES Y DE VIDA

Fuente: Ing. Carlos Miguel Valdes Gonzalez | Revista Personae

Para aquellos con unos cuantos años, ¿se acuerdan qué estaban haciendo el 5 de septiembre de 1977?  Probablemente no, yo seguro estaba en clase en la Facultad de Ingeniería. En ese preciso día fue lanzada al espacio la Sonda Voyager 1 (Viajero 1), hace 46 años y con un costo de 250 millones de dólares. Dicho instrumento tiene un peso de 722 kilos y su propósito era el explorar los planetas lejanos y la extensión del Sistema Solar, y salir al Sistema Interestelar, recabando datos y enviándolos a la Tierra. Este vehículo espacial creado por el ser humano, y cuya energía es producida por un generador termoeléctrico alimentado por un radioisótopo, viajando a una velocidad de 61,500 Kilómetros por hora, fue el primero en llegar a la zona Interestelar el día 25 de agosto de 2012. Este equipo Voyager 1 y su gemelo Voyager 2, han enviado datos de manera continua, usando antenas de 3.7 metros, a las tres estaciones de la Red del Espacio Profundo, que se encuentran en la Tierra, tardando 22 horas para que llegue un mensaje. Entre sus instrumentos cuentan cámaras, cámaras infrarrojas, sistema de radio comunicación, espectrómetro ultravioleta, fluxómetro triaxial, espectrómetro de plasma, medidor de partículas cargadas, detector de rayos cósmicos, fotopolarímetro, un sistema para medir ondas de plasma, y algunos otros equipos más. En ese tiempo no había aún las computadoras que usamos ahora, y es posible que un celular actual tendría la capacidad de controlar todo este equipamiento.

Hasta el pasado 12 de diciembre, Voyager 1, recibía y ejecutaba los comandos enviados desde la Tierra, pero los datos científicos que envía de regreso ya no son correctos, repite la misma información, se atoró el sistema. Se le ha intentado arreglar, pero nada aún. Es una lástima que el instrumento hecho por humanos que más lejos ha llegado y ahora ya no se comunica con nosotros. Esto es muy lamentable, aunque los que diseñaron el Voyager 1, esperaban que el sistema de radioisótopo durara hasta el 2025. Por eso es necesario cuidar nuestro planeta Tierra y hacerlo ¡YA! Pues estamos muy lejos de poder movernos por el espacio buscando otros lugares alternos para vivir.

El 2023 ha terminado y nos deja varias reflexiones. La primera sería recordar lo que vivimos a partir del 6 de febrero, el catastrófico sismo de M7.8 de Turquía y Siria, que provocó la muerte de 59,259 personas. Un sismo tan lejano físicamente, es un recordatorio de que en nuestro país hemos tenido sismos similares que podrían ser catastróficos, por su parecido con el de Turquía-Siria, uno de ellos es el sismo M7.6 de Santa Juliana, que ocurrió cerca de Pátzcuaro en Michoacán el 19 de junio de 1858, tanto por el tamaño como por la profundidad a la que ocurrió. Si un sismo similar al de Santa Juliana se repitiera ahora (situación muy poco probable), sometería a unas 330 mil personas a Intensidades de IX en la escala de Mercali, que representan movimientos extremadamente bruscos. Esta región de Intensidad IX, está basada en el área afectada por ese sismo, y en la cual ahora hay unas 111 mil viviendas (datos del INEGI y del Atlas Nacional de Riesgos), asumiendo un daño del 5% para cada vivienda, con un costo promedio de dos millones cada una, y haciendo un ejercicio similar con la demás infraestructura en la zona, como hospitales y escuelas, el daño económico probable sería al menos de unos 14 mil millones de Pesos, aproximadamente un 10% de los daños estimados en Acapulco por Otis. Así que es importante mantener seguros catastróficos y recursos para atención de desastres, o mejor aún, invertir en la prevención, que ahorra entre 8 y 15 veces el costo de la atención del desastre.

También, ya se nos olvidó un poco, que el Popocatépetl estuvo muy activo en la segunda quincena del mes de mayo, produciendo y emitiendo una cantidad de ceniza importante, que afectó a Puebla y poblaciones cercanas, y también llegó a la CdMX, incluso provocando que se cerrara por 8 horas el 20 de mayo, el aeropuerto Benito Juárez y el AIFA. La ceniza, contiene partículas muy finas, por lo que hay que protegerse con el cubrebocas KN-95 y también al ser abrasiva, puede lastimar los ojos, los motores o piezas mecánicas que se muevan, y por supuesto no es nada buena para los motores de aviones, ni para el drenaje si se mezcla con agua. México es un país volcánicamente activo y debemos conocer los peligros que pueden provocar.

Luego llega la temporada de ciclones tropicales, que va de mayo a noviembre de cada año, y vaya que el huracán Otis nos sorprendió con su categoría 5 y con lo rápido que creció. Sin duda, debimos estar más atentos cuando todavía era una tormenta tropical, acordándonos de Manuel en septiembre 15-16 del año 2013, que, con esa categoría, dañó al puerto de Acapulco y a Guerrero y a otros Estados, con una cantidad de lluvia impresionante que provocó deslaves, inundaciones, destrucción de puentes, casas y drenajes. También el Canelo perdió ante Floyd Mayweather ese 14 de septiembre, igual y eran señales, perdió y ante alguien con la palabra clima “weather” en su apellido. México es un país hidrometeorologicamente activo, debemos invertir en la prevención y en sistemas de alerta y comunicación.

Nos brincamos septiembre sin sismos importantes, pero la Tierra es muy sabia y se esperó hasta diciembre, para recordarnos el día 7 de ese mes, que también somos un país sísmicamente activo y un M5.7 en Chiautla de Tapia, en Puebla, muy cerca de donde ocurrió el S19 de 2017, nos recordó que hay que estar prevenidos y preparados, que es necesario realizar simulacros con la familia, con las personas del trabajo, que hay que revisar nuestro inmueble, pensar en un seguro contra sismos, incendios, inundaciones, actividad volcánica y demás. Ya para prepararnos para el puente Guadalupe-Reyes, un último recordatorio, microsismos, el mismo 12 de diciembre y también el 14. Pequeños en magnitud, pero fuertes en intensidad, asustaron a mucha gente que además se preocupó porque la Alerta Sísmica no sonó, y la respuesta es que no está diseñada para sismos pequeños (M3-4) y que no habría tiempo para avisar por la cercanía de los sismos. Por lo que hay que estar preparados para estos eventos sísmicos, al igual que para los grandes.

Entre tantas cosas y también en diciembre, ocurren eventos milagrosos y nace el primer nieto de mi esposa y de un servidor, así que el año 2023 fue lleno de sorpresas y la mejor al final, la llegada de Theodore Alec.

Prevenir, salva vidas.

Carlos Miguel Valdés González